Ya vimos el otro día la incongruencia de pensar que una gestión privada es mas eficiente que una pública (es matemáticamente imposible). Pero hoy vamos a hablar de la privatización de empresas públicas… y aquí si que hay terreno para la opinión, que cada uno se monte la suya.
El estado, para cubrir las necesidades de sus ciudadanos no cubiertas por empresarios privados, pone en marcha empresas públicas en servicios clave: transportes (tren, avión), comunicaciones (postal, telefónica, televisión), energía (electricidad, gas) y otra serie de servicios. Pueden no ser empresas rentables (normalmente si lo son), pero da igual porque se está dando un servicio a los ciudadanos que es lo prioritario, y si no lo son el estado subvencionará para que puedan seguir funcionando.
Esto hace que muchas de estas empresas ejerzan un monopolio de facto en algún sector, ya sea porque nadie se atreve a entrar en un sector no rentable o porque es casi imposible competir contra empresas cuyos ingresos no vienen exclusivamente por los productos o servicios que venden.
España, en su incorporación a la Unión Europea, ha tenido que liberalizar muchos mercados y, con ello, dejar de tener empresas de propiedad estatal con estas inyecciones de capital que falsean sus cuentas de resultados. Solo bajo las mismas reglas de juego para todos los participantes se puede crear un mercado abierto.
Pero liberalizar el mercado no significa privatizar las empresas públicas, significa que esas empresas públicas no pueden estar subvencionadas por el estado y tienen que ser sostenibles económicamente por si mismas. El estado puede tener empresas públicas compitiendo contra empresas privadas en el mismo sector. Mas allá de esto, lo demás es ideología política.
Una interesante función del Estado dirigiendo una empresa pública es que debe resultar ejemplarizante. El trato a sus trabajadores, sus procesos, la aplicación de leyes y normativas debe servir de ejemplo al resto de empresas de como se debe realizar una gestión. Además, estas empresas públicas piensan en toda la población y pueden realizar servicios a precios ajustados para personas con menos recursos.Por eso es interesante que haya empresas públicas compitiendo en sectores liberalizados.
Hay un sentimiento de conspiración de las fuerzas de la derecha por mostrar las empresas públicas en declive como justificación para su privatización. Se comenta que se realiza una gestión con desidia o sin medios apropiados que afecta a la calidad de sus servicios, desprestigiándola y devaluándola. En algunos casos esto ha rebajado mucho el precio de venta de esas empresas que funcionaban correctamente unos años atras y que, mágicamente, bajo gestión privada vuelven a tener beneficios.
Por otro lado, en la privatización de empresas públicas se habla de liquidez, de reducir el endeudamiento del estado, pero si tenemos una empresa que ingresa dinero, esta privatización obviamente que da dinero en la venta… pero a la larga deja de producir ingresos. Además, crea un enriquecimiento anormal del estado que, un día que no haya mas empresas que vender, se parará.
Por no hablar sobre la pérdida de control en sectores estratégicos. Hay ciertos lugares en los que es bueno que haya capital público y gestión pública, como la gestión de aeropuertos (AENA) o infraestructuras ferroviarias (ADIF, que por ello fue segregada de RENFE).
Un buen artículo para ponerte al día de todas las privatiazaciones que los distintos gobiernos han realizado: Rajoy aborda la privatización de las últimas empresas públicas valiosas
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