En 1992 la empresa Boetticher cerró su fábrica de ascensores en Villaverde y quedó un gigante edificio de 6000 metros cuadrados abandonado. En 2003, el Ayuntamiento de Madrid firmó recibir las instalaciones después de que su empresa propietaria hubiera quebrado y prometió rehabilitarlo. El 16 de marzo de 2015, la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, (en plena campaña pre-electoral) inauguró el edificio por cuarta vez… un año después no se ha puesto en marcha. El edificio está terminado, pero no se le dota de recursos.

El edificio situado en la Calle Cifuentes del distrito de Villaverde se inauguró en 1949, cuya realización fue originalmente atribuida al famoso ingeniero Eduardo Torroja (aunque posteriormente se ha indicado que es de Manuel Cámara). Su amplio espacio interior, basado en una estructura de hormigón que crea una nave central con bóveda de cañón, le llevó a ser conocido como la Nave Torroja o Catedral Torroja. En 1992 esta fábrica de ascensores cerró por quiebra del negocio.

El gobierno de Ruiz-Gallardón (ya lo impulsó desde la Comunidad en 1997), ha invertido mucho tiempo y dinero, uno más de sus proyectos faraónicos que no han repercutido en beneficio tanto como han costado. El proyecto arrancó en una época de bonanza económica con proyección para inaugurar en 2008, y los retrasos en la liquidación de la empresa propietaria para el traspaso al ayuntamiento y otros retrasos en su realización lo sumieron en la crisis. En 2011, el edificio, a falta de acometidas, estaba acabado. (Y a partir de ahí, el Ayuntamiento ha gastado dinero en vigilar que no fuera okupada de nuevo).

Mientras se abría, y bajo el paraguas del nombre Catedral de las Tecnologías, se pusieron en marcha los Centros de Inovación (CI Vaguada, CI Ballesta, Madrid On Rails), algo así como sucursales satélite que realizaban las actividades esperando que se pusiera en marcha el espacio más grande.

En su (fallida) inaguración de 2015 lo rebautizaron como Madrid Innovation Campus, y anunciaron la firma de colaboración con múltiples entidades privadas como Telefónica, Microsoft, Intel, la Universidad Politécnica de Madrid, la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, Cisco, Ferrovial Servicios e Indra.

El nuevo Ayuntamiento se ha encontrado con esta patata caliente y durante meses no han tenido claro que hacer con semejante infraestructura, como aprovechar toda la inversión ya realizada. Se pensó en reenfocar el tipo de empresas que se alojen, intentando tener más conexión con las necesidades del barrio. En enero se dijo que para abril abrirá

Su posición en el sur es interesante para crear un reequilibrio del tejido de empresas tecnológicas en la ciudad, casi todas situadas en los márgenes norte y oeste, además de dotar de nuevo de un núcleo de producción en un barrio con altos indices de desempleo. En las cercanías, con unos objetivos similares tenemos el Vivero de Villaverde y, algo más alejado, el Vivero de Carabanchel.

Campus Madrid
Mientras tanto, la fundación Google for Entrepreneurship rehabilitó entre otoño 2014 y primavera 2015 un edificio cerca de la Ronda de Segovia (mucho más centrico) y lo ha puesto en marcha convirtiéndose el epicentro del movimiento en emprendimiento tecnológio. Un edificio pensado para dar las herramientas, tanto de logística como de comunidad, que están ayudando de una manera real a estabilizar el panorama que pretendía cubrir la Catedral.

Para leer más: Madrid Campus de la Innovación, una gestión en blanco y negro



One Response to “La nave Boetticher sigue vacía”

  1. […] El salto a Campus Madrid le ha dado mucha más dimensión al proyecto, es genial tener un espacio tan alucinante a nuestro servicio. Me hace reflexionar sobre la oportunidad perdida que ha tenido el Ayuntamiento que no ha logrado lo mismo con Viveros, ni mucho menos con el fallido proyecto de la Catedral de la Innovación (Nave Boetticher). […]

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